¿Qué tienen en común 'Jane Eyre' y la saga 'Crepúsculo'?

Puede parecer que nada, pero no es así. Eso ha dicho Michael Fassbender. El protagonista de ‘Jane Eyre’ que se ha atrevido a comparar su película con la saga de ‘Crepúsculo’ basándose en un poderoso argumento.



Así, a primera vista, a la pregunta de qué tienen en común Jane Eyre y Crepúsculo podría responderse que nada. Una va sobre una chica huérfana y su amor por un hombre de una clase superior que no la conviene. Y la otra es la historia de amor entre un vampiro y una mortal con hombres lobo de por medio. Bueno, contado así, quizá tengan más que ver de lo que parece en un principio. Al menos así lo ha señalado en una entrevista el protagonista de Jane Eyre, Michael Fassbender, quien asegura que en el fondo tienen la misma “estructura”.

“Lo he dicho antes, quizás estoy equivocado. Las películas como las de la saga Crepúsculo tienen el mismo tipo de estructura, un amor que no puede existir. Las mujeres se vuelven locas por esta clase de cosas”, aseguraba Fassbender en una entrevista a Handbag.com sobre Jane Eyre. Y la verdad es que en cierta manera la afirmación del chico de moda del cine no va nada desencaminada.



La razón por la que Fassbender hablaba de las similitudes entre Jane Eyre y Crepúsculo parte del hecho de que las protagonistas femeninas de ambas historias se sienten irremediablemente atraídas por un amor prohibido hacia alguien que no les conviene. Jane Eyre se resiste a dejarse llevar por su pasión hacia Rochester. Intenta alejarse de él, aunque la atracción que siente es más poderosa que ella. Y lo mismo le pasa a Bella con Edward. Aunque en este caso más que un problema de convenciones sociales y mal carácter del ser amado, es que se trata de un vampiro y hasta su integridad física está comprometida. Aun así, tampoco es que se resista mucho.

Sobre todo, Jane Eyre y Crepúsculo se parecen en ese sentimiento de redención que buscan los protagonistas masculinos amando a las protagonistas y en ese amor prohibido que les atrae a ellas. Rochester es un hombre torturado por un pasado que no termina de desvelar hasta bien avanzada la novela y ve en la pura y tierna Jane una cura para el mal que lo aqueja. Es tosco, huraño y se deja llevar por su mal genio, pero con ella es diferente. Por su parte, Edward también vive torturado por su condición de vampiro. Se mueve entre su deseo de chuparle la sangre a Bella y su amor por ella, que es la única que puede salvarle.

Las similitudes –condición humana y vampírica a un lado– son evidentes cuando uno se para a pensar en ello. Incluso la propia autora de las novelas de Crepúsculo, Stephanie Meyer, ha reconocido la influencia que la historia de Charlotte Brontë tuvo en la génesis de su saga. La escritora americana dice que leyó Jane Eyre cuando tenía nueve años y ve elementos de Edward en Edward Rochester (además del nombre que comparten) y de Bella, en Jane. Para completar al personaje del vampiro, también tomó apuntes del Darcy de Orgullo y prejuicio y del Blythe de Ana de las tejas verdes.

Ellas también se parecen, pero menos. Porque Jane Eyre es mucho más independiente que Bella e intenta resistirse hacia la atracción que ese amor prohibido le provoca. Mientras que la protagonista de Crepúsculo es más débil y melancólica. Eso sí, ambas padecen cierto aislamiento social. La una por su condición de huérfana. La otra, por ser la rarita del instituto.

Luego está el tercero en discordia, presente en ambas historias. El párroco John Rivers de Jane Eyre y el hombre lobo Jacob de Crepúsculo. Ambos se presentan como seres más puros que sus rivales amorosos y mucho más convenientes para las protagonistas que sus amados. Aun así son rechazados. Como dice el propio Fassbender, “las mujeres se vuelven locas por esta clase de cosas”. Si eligiesen al chico bueno, se perdería la gracia del asunto.

Redención y amores prohibidos. Dos temas universales que se tratan tanto en Jane Eyre como en Crepúsculo y que hacen que la comparación sea posible a este nivel. La forma de contar las historias, ya sea por escrito o en una película, es otra cosa. En esto no existe comparación posible entre ambas.

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