Es la espesura higiénica atractiva?

Fuente: aBC.ES




Algunos de los (considerados) hombres (o así) más atractivos del mundo se empeñan en demostrar y contar lo guarros que son

Pattinson y Zac Efron están en la lista de los 100 hombres más atractivos de «People». Si hubiera lista para los más guarros también tendrían un sitio destacado. Y guarro referido a hombre significa sucio y desaliñado. Guarra, aunque el diccionario de la Real Academia no lo sepa, puede tener connotaciones sexuales positivas. Robert Pattinson no debe de estar muy bien de la cabeza (él mismo habla de un posible trastorno bipolar). De esa cabeza que parece que se peina con un muslo de pollo. El chico de mirada legañosa tiene un tema estrella sobre su persona: la higiene (o la falta de higiene). De tanto repetir que ni se lava ni se cambia de ropa hasta que el hedor le resulta insoportable y la camiseta se cae a cachos se ha convertido en una caricatura, un dibujo animado. Un moderno Pepé La Mofeta con acento británico en lugar de francés pero sin la simpatía del personaje creado por Chuck Jones (y por el guionista Michael Maltese), en cuyo haber también hay que anotar al Correcaminos y al Coyote.

Aparte del evidente aspecto mugre-chic del vampiro cuando va de paisano, son célebres sus declaraciones sobre el uso más que continuado de la ropa que gasta (y bien que la gasta). Declaraciones tan excéntricas como una boutade de Dalí. «Estos los llevo puestos desde hace semanas, quizás la camiseta sí está limpia, pero tampoco lo recuerdo. Lo de la higiene no puedo soportarlo, me cambio de ropa cuando apenas puedo respirar la peste que echa. No consigo que ninguna chica se enamore de mí, incluso se ha dado el caso de que muchas de las que me enamoré antes de ser famoso, y no me hacían ni caso, ahora quieren estar conmigo por mi fama. Es muy complicado todo». No es complicado, es desagradable. Y asqueroso. Ni que fuera Isabel Clara Eugenia de Austria, que juró no quitarse la camisa hasta que Ostende no hubiera sido conquistada por los Tercios de Flandes, un asedio que duró tres años (lo de la camisa de Isabel la Católica es leyenda urbana, o como se llamen las trolas de la Historia Moderna).
Lo de los pantalones se pega (además de que los pantalones de Pattinson también se debían de pegar). Zac Efron, otro guaperas para chicas sobradamente hormonadas, ha admitido que durante ocho semanas llevó sus jeans favoritos de GStars para que tuvieran el aspecto gastado que a él le gusta. «Los llevé durante todo el rodaje de “High School Musical 3”. Me los ponía incluso para ir de excursión. Te los tienes que poner en todo momento para que queden bien». Lo mejor es que no tienen inconveniente en contar estas cosas.

Vale que hay otros especímenes más espesos. Julio Camba sin ir más lejos, que daba tanto asco a Colombine. La escritora decía que cuando se decidiera a quitarse los calzoncillos se iba a arrancar la piel, como recordaba hace unos meses Félix Romeo. Pero, vaya, Camba no estaba en la lista de los 100 más atractivos de «People» ni suspiraban por él las jovencitas.

Quizá haya que replantearse los conceptos y prejuicios higiénicos. O quizá sea una moda, en la que también deberíamos incluir «Zonas húmedas», la escatológica y pretendidamente transgresora novela de Charlotte Roche. Ni me escandalizo ni me molesto porque una chica con cara de mosquita muerta escriba semejante catálogo de orificios, secreciones y olores (aunque haya algún pasote como eso de frotarse en los wáteres públicos). Lo que me molesta es que esa mierda (o fenómeno editorial) no se me haya ocurrido a mí, aunque luego no me habrían dejado entrar en casa, claro. Y lo de utilizar la palabra malsonante es imprescindible aquí para estar a la par con el tono del libro. Robert Pattinson haría buena pareja con la joven protagonista de «Zonas húmedas». Lástima que me ha pillado fuera el estreno de «Luna Nueva» porque si no le habría preguntado si ha leído la novela.
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