‘Crim de sang’ nueva novela de vampiros de Sebastià Alzamora

Sebastià Alzamora ganó el premio Sant Jordi con Crim de Sang Pedro Madueño.

Sebastià Alzamora deja sueltos por la Barcelona de las checas un peligroso tropel de monstruos: un vampiro que actúa bajo un disfraz insospechable, el siniestro Manuel Escorza que convirtió las patrullas de la CNT-FAI en bandas asesinas, un autómata mezcla de caballo-gólem que tiene una irrupción final entre superhéroe de Marvel e iconografía de Santiago el Apóstol. La novela ganadora del premio Sant Jordi,Crim de sang (Proa), chorrea sangre y en ella Sebastià Alzamora crea un artefacto Frankenstein, hecho de retazos de géneros: novela gótica, histórica, policial, sadiana, simbolista…

¿Qué buscaba en esa novela patchwork?
Mi propósito inicial era escribir un thriller, pero de ahí surgió la idea del vampirismo. Creo que la novela negra y la de vampiros modulan un mismo discurso: un discurso sobre la cara oscura de la condición humana, con la nota erótica que da el vampirismo. Introduje después elementos históricos que me habían llamado la tención leyendo los libros de Miquel Mir y de Jordi Albertí sobre la matanza de maristas por la CNT-FAI. Primero negociaron el rescate y después, cobrado el dinero, los traicionaron y los asesinaron. Hay también una niña, una novicia, que simboliza la inocencia. Todo el libro va sobre esa lucha entre el bien y el mal, sobre la capacidad que tiene el ser humano de hacer el mal, pero con el mensaje final de que el bien se impone y la vida acaba triunfando sobre el mal.

Bueno, sin desvelar el insólito final, no todos ‘los malos’ tienen su castigo.
Porque en la vida real el mal suele quedar impune, pero la idea del libro es que el mal y sus efectos devastadores no consiguen destruir la capacidad humana de salir adelante. La figura de la novicia representa la inocencia rodeada de peligros y amenazas. Todos hemos sentido de niños ese clase de espanto que llevaremos dentro toda la vida. El comisario es otro contrapunto. Sin ser un angelito, porque es descreído, escéptico, duro, decide tomar partido.

¿Qué hace un vampiro en la Guerra Civil?
El vampiro representa el mal absoluto, la monstruosidad del hombre. Un vampiro es un muerto viviente, y el de mi novela resulta ser un vivo muy vivo.

No revelaremos su identidad. Aparece también un caballo autómata.
Me gusta poner en mis novelas personajes derivados de Frankenstein o del gólem, cómo se puede crear vida a partir de cosas muertas.

Y está el elemento religioso.
El fanatismo es un tipo de monstruosidad, ya sea ideológico o religioso. Es la frase de Samuel Johnson: “El patriotismo es el último refugio de los canallas”. Ideas respetables sirven de escudo a personas sin escrúpulos para cometer todo tipo de desmanes.

Hay otro personaje, Darder.
El nombre es un homenaje al alcalde republicano de Palma ejecutado durante la guerra. Este personaje me interesa mucho, porque muestra cómo alguien que está rodeado por el mal abandona sus principios y acaba recurriendo a la violencia como respuesta a su entorno violento.

Fuente TheVampireClub